Acompañar la emoción
Lo que voy a contar ahora, no tiene la intención de juzgar a nadie. Sólo la de reflexionar sobre cómo afrontamos los adultos situaciones de este tipo. Poner conciencia, es la única forma que tenemos de actuar de forma diferente, si es lo que deseamos.
"No llores, no seas tonto", le dijo el abuelo. El niño asustado, tornaba ahora enfadado, no se sentía comprendido por su abuelo y reaccionó empujándolo. "Te voy a dar una torta como lo hagas otra vez", replicó el abuelo. "Mira esa niña - señalando a Julia - ella no llora y es más pequeña que tú". A continuación, sacó el móvil y le dejó ver algo.
Unos instantes después, volvieron los sollozos y vuelta a empezar.
Unos instantes después, volvieron los sollozos y vuelta a empezar.
Abuelo, créame cuando le digo que su nieto no necesita que lo llame tonto. Tampoco necesita que lo distraiga y desconecte de su emoción con ningún juego o vídeo. No es necesario que lo compare con un bebé de 11 meses, ni tan siquiera con un niño de su misma edad.
Abuelo, su nieto sólo necesita que lo abrace o le coja fuerte de la mano. No hace falta utilizar palabras si no se le ocurre decir algo. O tal vez puede probar con un "tranquilo, todo irá bien, yo estoy aquí contigo". Su nieto puede sentir miedo ante el pinchazo. Usted habrá sentido miedo alguna vez, seguro. Y es mucho más reconfortante encontrar un apoyo que escuchar a alguien quitarle importancia a su temor, ¿verdad? "Es normal sentir miedo, yo también tengo miedo a veces". Muy probablemente, su nieto entrará en la consulta de la enfermera igualmente llorando pero al menos, se sentirá querido, escuchado y apoyado. Y eso es mucho más fuerte que el miedo.
No nos gusta ver sufrir y llorar a nuestrxs pequeñxs pero negarle su emoción, no es saludable.
Salud es poder manifestar nuestras emociones, sin censura. Y eso pasa por sentirnos comprendidos, escuchados y acompañados.
"¿Ves cómo no ha sido para tanto, tonto?", exclamó el abuelo al salir de la consulta.
Septiembre de 2018