La conquista de conocer mi cuerpo y todas sus posibilidades
Siempre hablo de conquistas. Me gusta usar esta palabra, es poderosa. Refleja la hazaña de un ser por conseguir hacer algo por sí sólo partiendo de su voluntad.
Durante el primer año de vida de un bebé es especialmente notable estas conquistas. Cuando nacen, son seres tan dependientes en sus cuidados... Nos necesitan para alimentarse y demandan el calor de nuestros cuerpos, nuestro contacto y nuestra voz cálida. Apenas realizan movimientos más allá de los que hacían dentro de la barriguita y no pueden sostener la cabeza, de ahí que sea necesario moverlos con sumo cuidado.
Alrededor del año, los bebés ya son capaces de ponerse de pie y algunos incluso, de iniciar la marcha. Hasta llegar ahí, ha habido conquista tras conquista en el plano motor.
¿Intervenir o estimular?
Estas conquistas motoras no son atribuibles a los adultos. Son propias de los bebés. Y para ello necesitan mucho suelo (seguro que ya habréis escuchado en varias ocasiones esta expresión). La genética de nuestra especie, la maduración del esqueleto, los músculos que lo envuelven y las articulaciones, las conexiones neuronales junto la oportunidad de moverse en libertad, permitirá al bebé llegar a todas estas conquistas motoras:
- girar o balancear su cuerpo de un lado a otro en una superficie lisa y firme
- voltear, posición decúbito supino (ponerse boca-abajo)
- volver a la posición boca arriba
- arrastrarse hacia atrás y luego hacia delante
- alcanzar la posición cuadrupeda
- coordinar brazos y piernas para iniciar el gateo
- sentarse
- alcanzar la posición erguida (bipedestación)
- desplazarse lateralmente con el apoyo de mobiliario
- iniciar la marcha
En la mayoría de los casos, por desconocimiento, se interviene. Es decir, se suele colocar al bebé en una posición que por sí mismo él no ha conquistado.
"A mi bebé no le gusta estar boca abajo, al poco rato, ya empieza a llorar". Seguramente, tu bebé se estará preguntando: ¿cómo he llegado yo hasta aquí? Su inmaduro cuerpo aún no le permite sentirse cómodo en esta postura y lo peor de todo es que no sabe cómo deshacerla, por eso se frustra, agita y aparece el llanto. Sin embargo, cuando un bebé logra por sí sólo llegar a esta posición, es capaz de disfrutar y permanecer un buen rato así e irá experimentando otros movimientos que le hagan llegar al siguiente estadio: volver a la posición boca arriba. Hasta llegar aquí de nuevo, observaremos su cansancio, le veremos incómodo, comenzará a gimotear. Entonces es el momento de acompañarlo: estás cansado, voy a ayudarte a ponerte boca arriba (y acompañamos su cuerpo en el movimiento). Si observamos que sigue incómodo, es el momento de abrazarlo, alimentarle y proporcionarle descanso.
¿Estimular? Realmente no es necesario más allá de preparar un lugar confortable, cálido que introduzca elementos para que, partiendo de su deseo y voluntad, comience a interaccionar con su entorno conociendo así todas las posibilidades que le brinda su cuerpo.
Hay algo muy importante en todo esto. Si los adultos intervenimos y adelantamos al bebé en posiciones para las que aún no está preparado (lo sentamos, lo colocamos en un andador, etc.) hacemos que dependa de nosotros para hacer cualquier cosa. El mensaje que interioriza es: no puedo hacerlo sólo, necesito de mi madre/padre o cualquier figura de referencia para lograr algo (alcanzar un objeto, por ejemplo). Esto genera mucha frustración en él pues necesita de la ayuda de alguien externo para resolver cualquier conflicto que le surga.
Ahora comprenderéis bien la expresión de "mucho suelo". En una superficie firme, aislada si es fría, es dónde el bebé puede experimentar con su cuerpo, conocerlo y conquistarlo. Le estaremos dando tanto con tan poco.
Moverse en libertad
Es el título del libro de la Doctora Emmi Pikler. Es muy curioso conocer que a lo largo de la historia ha habido personas con semejantes características y caminos que han dedicado su vida a mostrarnos la importancia de respetar al niño, en sus ritmos y desarrollo, así como hacernos entender la figura del adulto que acompaña y no interviene, favoreciendo así su autonomía entendida como la capacidad de autogobernarse.
Hoy, rescato de Internet dos vídeos con los que puedes visualizar todo lo que he venido a contar en esta entrada (va uno a continuación del otro y son breves). Si tienes un bebé menor de un año o vas a tenerlo en breve, te recomiendo, sin lugar a dudas, que veas estos vídeos y te maravilles con el poder de tu bebé para conocer su cuerpo y posibilidades que le ofrece. ¡Disfruta!